Habrá
 plena libertad sindical. El  gobierno no intervendrá en la vida interna
 de los sindicatos y tampoco  se respaldará desde el gobierno a 
dirigentes vitalicios,  antidemocráticos y corruptos. Para que se 
entienda bien, no habrán  cacicazgos como el de Elba Esther Gordillo que
 domina a los trabajadores  del magisterio sin vivir siquiera en el 
país, sino en una zona  residencial de gran lujo en el extranjero.